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viernes, 29 de julio de 2011

Cachote… ¡Amor a primera vista!

Edición especial: Año Internacional de los Bosques
“Bosques a la dominicana”
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Para subir a este bosque nublado muy húmedo, ubicado a una altura de 1200 msnm hay que tener un corazón quijotesco y deseoso por descubrir las bondades que nos ofrece la naturaleza. Más aún, cuando la estadía nos demuestra que sí es posible coexistir en perfecta armonía con la madre tierra.


Por María Mercedes
Cachote, Barahona. Llegar a este singular bosque sureño, lo confieso es una odisea y una osadía, que aunque sea una vez; bien que vale la pena atreverse a vivir.
El viaje es largo -204 kilómetros al oeste de Santo Domingo-. No obstante, como recompensa la carretera que conduce a la heredad de Enriquillo y Anacaona nos regala una vista paradisíaca de su litoral costero. Y es que esta provincia, la más importante de la región es una ciudad –puerto, ubicada donde finaliza una bahía en forma de herradura rodeada por robustas montañas.


Ya en Paraíso, la adrenalina comenzó a dominar nuestras emociones. Con mochilas en la espalda empacadas con la promesa de conocer el edén -en tierra dominicana-, un grupo de mujeres y hombres expedicionarios rápidamente nos montamos en las camas de las camionetas de diferentes marcas y colores dispuestas para tales fines.
Pocos minutos después de encender los motores que nos conducían a la cima del cielo, el paisaje se tornó distinto. De repente, se nos sumó una nueva acompañante en el viaje: se trata de las nubes, las cuales nos regalan la sensación de haber descendido para acariciarnos con su temperatura de 8 a 12º, calificada por los capitaleños entre agradable, fría y muy fría. Por eso, es imprescindible llevar ropa cómoda, pero apropiada para el clima: abrigos, guantes, frisas, medias, gorros, bufandas…


Tras una hora más de viaje bordeado de manaclas, helechos, ébano verde, orquídeas, bromelias, la espesa neblina -que muchas veces dificultó la visión del camino sin asfalto-, al llegar al Proyecto Ecoturístico Cachote fue benevolente y nos permitió ver las hermosas flores silvestres que nos dieron la bienvenida a todo color.
Por fin! Habíamos arribado a Cachote, comunidad poblada en la Loma Remigio, a una altura de 1200 msnm, contiguo al primer Monumento Natural Padre Miguel Fuertes, en el Bahoruco Oriental; la cual se encuentra inmersa en un bosque nublado y muy húmedo que registra 2500 mm de lluvia anual. ¡Parece increíble tratándose del sur!, pero no lo es, porque los especialistas han determinado que esta es la región que acoge la mayor superficie boscosa del país.
Con los pies y el corazón puestos en la tierra prometida, el siguiente paso era conocer su gente. Como la de este país tiene el sello de ser muy amable y hospitalaria; las atenciones de primera que ofrecen a sus huéspedes, convierten el recibimiento en un alegre acontecimiento. Y es que estas nobles personas agradecen que les visiten, porque muestran con orgullo su tesoro ecológico, que hasta hace algunos años no era conocido fuera de las fronteras de su entorno natural.


Recibido el abrazo de bienvenida, nos acomodarnos en el Centro Ecológico de El Cachote para degustar un rico sancocho con un picantico incluido. Pero, eso no es todo; más entrada la noche encendieron la fogata, momento que se hizo propicio para tomarse fotos y hacer cuentos; mientras degustábamos un delicioso té de jengibre y chocolate de agua bien caliente.
Pernoctar en casas de campañas es un valor agregado de esta turística aventura. Como por lo general, el grupo es plural hubo valientes que desafiaron el frío del crepúsculo, encendieron sus focos, arreglaron sus colchones, se pusieron repelente, se revistieron con su ropa de invierno, y cerraron sus ojos para tomar un merecido descanso; el cual fue custodiado por las luciérnagas y por el canto sinfónico de las diferentes aves, detalles que hicieron solaz las horas nocturnas.
Para quienes no prefieren dormir así, el centro de visitantes Canto del Jilguero, primer centro ecoturístico de la zona, manejado por la Microempresa Ecoturística de Cachote tiene tres cabañas con capacidad de 9 a 12 personas amuebladas con camas confortables. Además, pueden descansar en casas de la comunidad, lo que representa una valiosa oportunidad para conocer más de cerca la realidad de los lugareños.


Después de una noche arropada por el intenso frío, la espesa neblina que copa el alba le brinda a nuestras congeladas manos la impresión de estar abrazando el cielo. Para nuestra dicha, esta rústica y acogedora instalación ofrece la opción de bañarse con agua lluvia almacenada en aljibes que la mantiene a buena temperatura. Terminado este refrescante baño, una vez más aparece en la mesa el café, chocolate con jengibre o el té de jengibre; bebidas que desde su rico aroma empiezan a calentar el alma.
Sin duda, este delicioso desayuno nos da las energías suficientes para realizar con mucho ánimo las actividades culturales y deportivas que programamos como el canyoning, cabalgar y montar motocicletas.


Quiero hacerlos cómplice de este testimonio, por eso, escribo este párrafo en primera persona. Recuerdo que en mi primera visita a Cachote, el sábado 22 de abril de 2006, sentí amor a primera vista; y reconozco que sigue latente, porque el solo hecho de ver y escuchar este nombre hace que mi corazón vibre de emoción y que mi estómago sienta el cosquilleo propio de este sentimiento. ¡Díganme si eso no es amor!

Bueno, luego de esta confesión, válido es que les cuente sus atributos, su importancia boscosa, productiva y turística, motivo por el cual escribimos esta serie: “bosques a la dominicana”, en honor al Año Internacional de los Bosques.


Un bosque color esperanza
Mediante el decreto 233-96, esta reserva ingresó a formar parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Esta declaración se produjo por los resultados de un estudio del Bahoruco Oriental, realizado por el antiguo Departamento de Vida Silvestre, el cual reveló que esta zona es poseedora de una gran diversidad ecológica.

Y es que este bosque, compuesto principalmente por manaclar (Prestoea montana), es uno de los más extensos del país; con aproximadamente 4.000 tareas de bosque primario, es decir, que es un ecosistema forestal que no ha sido transformado por la actividad humana industrial.
Por eso, caminar cada espacio de este bello jardín permite que sus visitantes aprendan sobre la fauna endémica, aprecien una variedad increíble de plantas epifitas, donde predominan las bromelias, orquídeas y helechos, que según estudios son los árboles más antiguos que poblaron nuestro planeta.
Quienes lo visitan con el interés de hacer turismo científico tienen mucho que observar, ya que pueden investigar sobre la alta diversidad de anfibios y reptiles; endémico Chirrí de los Bahorucos (Calyphophilus frugivorus), así como de las 26 de 27 especies nativas de aves de la isla, como las tres especies de zumbadores o “colibríes”, el perico, la cotorra y el “papagayo” de La Hispaniola, (llamado así por su colorido, pero realmente es un trogón de la familia Tronoidae, Priotelus roseigaster), muchas de las cuales están en riesgo de desaparecer.
De ahí, que la conservación del Parque Nacional Bahoruco Oriental adquiere una mayor relevancia, pues además la loma El Cachote ve nacer los ríos Cortico y Nizaíto, los cuales suplen de agua a un canal que riega unas 75,000 tareas en los municipios de Enriquillo y Oviedo. En esta cuenca, también surgen los ríos Palomiro y San Rafael, uno de los más importantes del suroeste.

Una montaña con vida productiva y ambiental
En este paraíso no todo era belleza. Años atrás, antes de conformar y poner en funcionamiento la Microempresa Ecoturística de Cachote, esta montaña estaba amenazada porque sus habitantes talaban y quemaban los árboles para delimitar pequeñas fincas agrícolas, pues era la única alternativa que tenían para conseguir su sustento.
Después de 1998, año en que nació este proyecto, la realidad de esta reserva ecológica ha cambiado. En sus inicios, trabajaron en jornadas realizadas con la participación comunitaria de voluntarios y el aporte económico del Programa de Pequeños Subsidios (PPS) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD); sinergia que permitió capacitar los comunitarios, construir y mejorar los miradores ecológicos y el centro de visitantes, construir El Sendero de la Jibijoa y delimitar el área boscosa a preservar. A la par con estas iniciativas, se empezó la promoción boca a oreja de este destino de turismo natural de ensueño.


“Con la ayuda de la Sociedad Ecológica de Paraíso (SOEPA) y las coordinaciones de las Asociaciones de Cachote y San Rafael se formó esta microempresa que funciona como un proyecto ecoturístico comunitario diseñado para preservar la alta biodiversidad de Cachote, mantener las cuencas de la región y mejorar la vida de sus habitantes”, expresó Martiano Moreta, representante de Microempresa Ecoturística de Cachote, quien tiene la esperanza de que ésta se convierta en un modelo para la región Suroeste y para el país.
A medida que las metas se han ido materializando, sus habitantes han comprobado que el progreso económico se puede hacer realidad sin hacerle daño a la vegetación, por el contrario; en sus conucos cultivan batata, gandules, aguacate, naranjas, tayota, yautía, limón dulce y café, árbol que está comprobado protege el suelo de las erosiones.
Dijo que además de prevenir la deforestación, alteraciones climáticas y la erosión del suelo; esa dinámica de producción agrícola incorporada al turismo ofrece dos tipos de beneficios comunitarios: El científico, que protege la biodiversidad y manejo de cuenca; y el social que es el principal beneficio porque les permite obtener el sustento de sus familias, tener sus viviendas arregladas, en fin, ser entes activos y productivos.
Hoy, los recursos adquiridos del centro Canto del Jiguero, financiado por SOEPA y la Asociación Ébano Verde, de Cachote; son utilizados a favor de esta asociación, cuyos integrantes realizan una actividad diferente -guías, cocineras, choferes-. “Cada mes la comunidad se reúne para evaluar los beneficios generados por la visitación a la reserva y nos distribuimos las ganancias”, sostiene Moreta.
Asimismo, manifiesta que este proyecto –propiedad de los comunitarios- ha sido la salvación de unas 300 familias cafetaleras, quienes ahora son seres humanos prósperos que viven en amistad con sus bosques de café orgánico.
Y agrega que en Polo, Barahona; cada año se celebra el Festival del Café Orgánico, evento en el que los productores muestran con orgullo los frutos de este “maná”, producido en sus tierras. En su octava edición, la Fiesta de la Cosecha 2011 fue celebrada con su acostumbrada agenda de turismo cultural, ecológico, y agrícola que lo hace único porque promueve los valores culturales de la Región Sur y del país.


En la actualidad, las personas de esta aldea trabajaban de manera integral con las iniciativas de desarrollo turístico planificadas por el Clúster Ecoturístico de Barahona que buscan atraer más visitantes a esta importante provincia, y de manera especial a esta reserva forestal; las cuales son apoyadas por la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), siendo el lema de su carta de presentación oral, escrita y visual: “Barahona, maravilla natural”.
Ciertamente, que el modo de vida comunitaria gestionado en este escondido tesoro del lejano suroeste -parecida a la de los primeros cristianos-, es una palpable realidad de que la actividad turística puede mejorar la calidad de vida de los seres humanos y de nuestros recursos naturales.
Igual que las películas, cuyo guión incluye una segunda parte, este recorrido por Cachote continuará. Pues, gracias a la singular y particular riqueza de este bosque nublado usted merece saber más sobre la diversidad de sus ecosistemas; pues en ellos descansa su encanto y el imán que ha de seguir atrayendo visitantes de esta región, de otras latitudes del país y del mundo.
¡Visite este paraíso!
Espero que luego de leer este reportaje usted se anime a vivir esta experiencia. Para programar su visita con tiempo puede acceder a la página electrónica: http://www.paraisord.com/. También, escribirle a Martiano Morena a su dirección maltiano@yahoo.com, a ecoturismocomunitariocachote@yahoo.com o llamarlo a sus celulares: 809 899-4702 y 809 524-6609.

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